—“Te prometo que todo será como antes”, me dijo tan convencido que no pude más que creerle; necesitaba hacerlo.
Otra lágrima cae de sus ojos y esta vez no hace nada por limpiarlas.
—Por un tiempo todo volví a la normalidad, tal como lo prometió. Se convirtió en el mismo hombre del que me enamore antaño. Detallista, romántico y apasionado —niega y ríe, sus ojos miran al techo como si buscara una respuesta—.Luego de unos meses, las cosas volvieron a lo mismo de antes. Nuestra relación comenzaba a dar indicios de un inminente fin, pero yo estaba ciega y enamorada e insistía y retenerlo a mi lado.
— ¿Por qué no lo dejaste? Podías hacerlo y vivir tranquilamente.
— ¡Porque lo amaba, Maddison! —Exclamo con un suspiro—. Detestaba la idea de ser una madre soltera y luego estaba nuestra reputación en sociedad.
Puse mis ojos en blanco.
—Siempre pensando en las apariencias —mascullo y ella se encoge de hombros—. ¿Y luego qué?
Se limpió el rostro con elegancia y se puso de pie.
—Luego vinieron cat