Sebastián camina hacia la orilla del barranco, y luego, se detiene. —¿Qué pasa bebé? Ya casi estás en el lugar indicado, anda mi amor, nos están esperando— se desespera María
Él se gira, y le sonríe. —¿Por qué... Te ríes?— María pasa saliva
—¿Por qué quieres matarme?— pregunta él siendo prepotente
María parpadea varias veces, y retrocede llena de temor. ¿De... Qué hablas?— su voz es temblorosa
—me has traído al lugar más alto, para que yo cayera al vacío, morir, y mi muerte fuera como un accidente y así... te lavas las manos y quedas como inocente
—¡Ya no estás ciego!— exclama María llevando su mano a la boca por la impresión
—exacto, hace días que ya puedo ver, hasta tuve que ver cómo mi prometida besaba a mi mejor amigo— sonríe Sebastián
—yo... Yo lo puedo explicar— ella siente sus manos temblar
—lo único interesante aquí, es que me ibas a matar y que has matado al que según es mi hijo
—todo tiene una explicación Sebastián
—¡¡De quién era ese bebé!! ¡Exijo que me lo digas aho