Los ojos de Emma brillaron al contemplar la ciudad de Cuenca desde el mirador de Turi.
—Qué hermoso paisaje —dijo la niña—. Sácame una foto, mami —solicitó.
De inmediato Lola empezó a fotografiar a su hija, de fondo las luces de la ciudad de Cuenca adornaban la panorámica.
Alex les sacó varias fotos a madre e hija, y luego él se unió a aquellas postales, también los padres de él, aparecieron en algunas imágenes.
—Este es el lugar favorito de María Paz y Joaquín —informó Santiago caminando por la adoquinada plazoleta, abrazado a su esposa.
—Es un sitio muy romántico —contestó Alba sonriente—, imagino que jamás pensaste tener como cuñado al Duque de Manizales.
—Ni en mis peores pesadillas. —Carcajeó Santiago.
Ambos giraron y observaron cómo Alex compartía con Emma, la pequeña se veía tan feliz al lado de él.
Luego de recorrer unos minutos y de disfrutar del mirador, se dirigieron al acogedor restaurante.
«La mujer que no soñé by Eduardo Capetillo» se escuchaba en las bo