Capítulo 26
Samantha les había dicho que se colocaran ropa cómoda, que el paseo al palenque era un trayecto largo. María Dolores se preguntaba que era ese lugar, y Alex le explico que era el sitio en donde se fabricaba de forma artesanal el tradicional mezcal mexicano.

Entonces Lolita se colocó unos pantalones de mezclilla azul marino, había dejado de ser talla dieciséis, para pasar a la doce, y cada que se miraba al espejo sonreía porque estaba recuperando su antigua figura, aunque jamás fue talla cero, y en su juventud era ocho, se sentía orgullosa de sus curvas.

Se puso una camisa de la misma tela que los jeans en tono celeste, encima se cubrió con una chaqueta blanca, se calzó unos converse del mismo color de la leva, dejó su largo cabello suelto, y se colocó el sombrero de paja toquilla.

Alejandro ingresó a la alcoba luego de finalizar una junta virtual, mojó sus labios al mirar el curvado cuerpo de su pareja.

—Luces muy bien —dijo él, y le brindó un beso en el cuello.

—Tú más —respo
Angellyna Merida

Agradezco a mi amiga Xinova Escritora por la ayuda en este capítulo, son personajes de ella Pau y Óscar, espero disfruten de leernos, y sigan leyendo Un novio para mamá, y Vendedora de caricias.

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