"Uf, está bien" gimió Mark, fingiendo exasperación. "Pero me debes una grande. Como toda una vida de niñera gratis de Damon".
Sydney resopló. "Como si ese niño fuera a escuchar a alguien que no fuera yo".
"Tienes razón", concedió Mark. "¿Vas a venir para que podamos....?".
"No. Tengo un millón de cosas que hacer. Seguiremos hablando por celular", respondió Sydney.
"¿La maquilladora quiere que la recojan en la calle Canbury o debo decirle que se reúna con el helicóptero en otro lugar?".
"Sigue comunicándote con ella por celular", le indicó Sydney. "Los pondré en contacto y podrán coordinar los detalles".
"Entendido, jefa", dijo Mark.
Sydney sonrió, "¡Gracias, eres un salvavidas!".
"¿No estoy para eso?". Mark bromeó, y Sydney prácticamente pudo escuchar el guiño en su voz.
Sydney volvió a poner los ojos en blanco y desconectó la llamada.
Mark sonrió y colgó la llamada, con la voz de Sydney aún resonando en sus oídos. Giró el celular perezosamente en su mano con un brillo travie