Esa tarde, cuando Rebeca llegó a casa, Carolina acababa de regresar de la escuela a la casa de los Estrella.
En cuanto Rebeca cruzó la puerta principal, oyó a su hija charlando por teléfono. Al ver a su madre, Carolina la saludó alegremente:
—¡Mamá!
Bueno, lo que le dijo la persona al otro lado del teléfono debió de ser importante, porque Carolina corrió hacia ella con el teléfono en la mano:
—Mamá, papá quiere hablar contigo.
Rebeca se quedó sin palabras.
Tomó el teléfono, se lo llevó a la oreja y dijo:
—Hola.
—Feliz cumpleaños.
Por un momento, no supo cómo responder.
Tras dos segundos de silencio, finalmente dijo:
—Gracias.
Lógicamente, en ese momento, debería haber mencionado el regalo que él le había dado esa mañana y darle las gracias por ello.
Pero, con el teléfono en la mano, no dijo ni una palabra al respecto.
Logan tampoco parecía dispuesto a mencionarlo, como si ese costoso regalo no hubiera venido de él en absoluto.
—Las cosas están bastante agitadas aquí. No podré volver en