Junto con las flores de Hugo, llegó la tarjeta de felicitación de Ana y unas flores hechas a mano.
Para Rebeca, el regalo de flores de Hugo no parecía más que una formalidad.
Aunque fuera una formalidad, al haber aceptado el regalo, naturalmente se sentía obligada a darle las gracias personalmente.
Lo llamó por teléfono.
Él sabía que ella llamaría después de recibir las flores.
Llevaba bastante tiempo esperando su llamada, así que en cuanto ella marcó, Hugo respondió y habló primero:
—¿Recibiste el regalo? Feliz cumpleaños.
—Sí, lo recibí. Gracias por las flores. Y por favor, dile a Ana que me encanta su regalo.
Hugo se rio entre dientes.
—Lo haré. Ella preparó y envió su regalo hace quince días. Saber que te gusta la hará muy feliz.
Conocer la consideración de la niña alegró el corazón de Rebeca.
—Por favor, dile que vuelva a Fassumi cuando tenga tiempo. Me gustaría invitarla a cenar.
—Por supuesto, se lo diré.
—Gracias —dijo Rebeca—. No te entretengo más. Adiós.
Hugo no quería termin