Mundo ficciónIniciar sesiónPrácticamente toda la mañana se había ido. Cuando Cristina regresó a la oficina, su cuerpo se sentía tal como lo había advertido Daniel: algo débil, pesado, pero aun así se esforzó por continuar.
—¿Dónde estamos, mamá? —preguntó Valentina al bajar del taxi, observando con curiosidad el edificio de la empresa.Cristina le sonrió con ternura.—Bueno, mami tiene que trabajar, cariño. Pero esto es solo por hoy. Desde mañana vendrá una maestra que te enseñará muchas cosas.La pequeña cambió su expresión, algo confundida.—¿Una maestra? ¿Quiere decir que estudiaré en casa?Cristina asintió. Pero al notar la leve tristeza en su rostro, se agachó para quedar a su altura.—¿Qué pasa, mi amor? ¿No te gusta la idea?Valentina bajó la mirada.—Es que me voy a sentir muy solita… —dijo en un susurro.Cristina le acarició la mejilla con suavidad.—Cariño, entiendo que es






