Mundo ficciónIniciar sesiónCristina entró a su oficina con el pulso aún acelerado. El aire se sentía pesado, como si la discusión con Josué hubiese quedado suspendida en el ambiente junto con ella. Cerró la puerta con suavidad, pero sus manos temblaban, y una punzada ardiente le recorrió los brazos. Allí… justo donde él la había sujetado.
El dolor era molesto, sí, pero no era lo que más le dolía. Lo que realmente le quemaba por dentro era el descaro de Josué. ¿Con qué derecho venía a reclamarle? ¿Cómo podía exigirle explicaciones, acercarse, tocarla, como si siguiera teniendo algún tipo de autoridad sobre ella?—Ojalá no haya quedado marca… —susurró, más para sí que para nadie, mientras se quitaba el abrigo para observarse.No había moretones. Al menos, no de eso. Solo esas otras manchas, las que habían empezado a aparecer desde que supo su diagnóstico … las que la devolvían a una realidad que no podía ignorar por más que quisiera. Su respiración tembló un segundo. Lu






