Mundo ficciónIniciar sesiónEl auto de Salvador se estacionó frente a la mansión Meyer. Apenas el motor se apagó, Cristina giró la cabeza hacia atrás y observó a Valentina profundamente dormida, abrazada a su osito.
—Se ha quedado dormida… —murmuró con ternura.Salvador la miró de reojo y asintió.—Es comprensible. Es una pequeña, no está acostumbrada a manejar estos horarios.¿Por qué no ingresas primero? Date una ducha. Yo la llevaré a su habitación.Cristina parpadeó, dudando.—¿Estás seguro?—Sí —respondió él con voz suave—. Te ves cansada… no sé si por estar todo el día con la pequeña, pero igual lo haré. Anda.Ella sonrió de lado.—Los espero adentro.Salvador se inclinó para ayudarla a bajar del auto, tomándola de la mano. El contacto, simple pero intenso, los obligó a cruzar miradas. Una corriente muda pasó entre ellos.Cristina se separó despacio, respirando hondo, y entró a la mansión. Al llegar a su habitac






