Mundo ficciónIniciar sesiónCristina llegó a casa con Valentina tomada de la mano. La niña aún llevaba su enorme oso de peluche, arrastrándolo por el pasillo de entrada. Al cerrar la puerta, la pequeña levantó la mirada hacia su mamá, con esos ojos grandes que siempre revelaban más de lo que decía.
—¿Papi se va a quedar mucho tiempo en el hospital? —preguntó con una vocecita triste.Cristina dejó el bolso en la mesita y, al verla así, se agachó hasta quedar a su altura. Le acomodó el gorrito con suavidad.—No, mi amor. Te prometo que no —respondió con una sonrisa cálida—. Tu papi solo se está quedando porque tiene que acompañar a su papá.Valentina parpadeó un par de veces, procesando la idea.—Mami… yo no sabía lo que es tener abuelito —dijo de pronto—. Pero ahora sí sé lo que es tener papá. Porque cuando miro a papá… —tocó su pechito— siento que soy feliz. Y mi corazón parece crecer.Cristina se enterneció, pero lo que vino después la dejó sin aire.<






