-Noche de chicas. -dice Carmen-. Y Elliot, claro. -dice luego de ver a su hermano y guiñarle el ojo.
-Las puedo dejar solas, ¿eh? Pero no lo haré. -dice mientras me mira-. Luego me podrían reclamar.
-Ay cariño, puedes ser chica por esta noche. -le dice su prometida divertida-. Además, estamos en confianza.
Estaba en otro planeta o eso parecía. No me concentraba bien, no paraba de pensar en David. Pero Elliot me trajo a la realidad cuando me empujó sin querer.
-Lo siento, querida. -dice me ayuda a mantenerme de pie-. Cuánto lo siento, de verdad.
-No te preocupes, no pasó nada. -digo y le sonrió-. Encantadas de tenerte en una noche de chicas.
Suena un teléfono y todos volteamos a la encimera de la cocina. Era el teléfono de Elliot. Fue en su busca y al ver la pantalla me miró. Pude saber quién llamaba. Lo único que pude hacer fue sonreír como tonta y mirar a otro lado.
-Hermano, ¿qué pasa