Decidí llamar a la única persona que podía ayudarme. Mi cuñado haría cualquier cosa por mantenerme a salvo. Pero también necesitaba de Franco. Así que decidí llamar a los dos. Pero... mi hermano no podía quedar fuera.
-¿Franco? -pegunté al segundo que contesto.
-Guapa -dice con su voz alegre-. ¿Qué hay?
-Necesito de tu ayuda.
-¿Dónde nos vemos? -preguntó si quiera preguntar sobre qué trataba.
-Luego te aviso.
-Espero tu llamada, guapa. Hasta luego.
-Hasta luego, Franco.
Ya contaba con uno. Faltaba mi cuñado y mi hermano. Solo esperaba que ninguno se lo dijera a David.
-¿Sí? -escuché a mi hermano.
-¿Dónde nos podemos ver? -pregunté.
-En el bar -responde de inmediato-. Te espero aquí. Avísame cuando vengas.
-Bien. Nos vemos en quince minutos. Solo no le dig...
-No le diré a mi cuñado, tranquila, Kar.
-Gracias -y colgó.
Contaba con dos. Esperemos Elliot me ayude también.
-¿Puedes acompañarme? -pregunté sin más.
-¿Te busco? -preguntó.
-¿Ni siquiera quieres saber a dónde?