—No me lo perdería por nada del mundo —le dije—. Este lugar se ve increíble, Nan. De verdad te superaste.
—Estoy muy orgullosa de cómo se ve —admitió ella—. Solo espero que la comida sepa igual de bien.
—Tu cocina es increíble, Nan. Tus recetas son para morirse. Confío en que a todos aquí les encantará —le aseguré.
—Además, tienes a Chester contigo, y él es como un chef genio. No tienes nada de qué preocuparte.
Ella sonrió radiante ante el cumplido.
Miró por encima de mi hombro y vio a Gavin, junto con Irene, que la saludó con la mano, y a Matt, que estaba absorto mirando los peces en la pecera gigante del centro.
—Tu pequeña familia se ve feliz —dijo con una sonrisa—. Me alegro mucho por ti, Judy.
Miro por encima de mi hombro, y mis ojos encuentran los de Gavin. Él me sonríe socarronamente, haciendo que mi corazón dé un vuelco.
—Yo también estoy feliz —admití.
—Déjame ver tu anillo otra vez —dijo Nan, tomando mi mano.
Me reí entre dientes mientras ella admiraba el hermoso anillo de di