—Gavin...
—En tu discurso anterior, mencionaste que en tu infancia, querías una boda conjunta con tu mejor amiga —dije, interrumpiendo lo que fuera que estaba a punto de decir. Parpadeó hacia mí, sorprendida, pero después de un momento, asintió lentamente.
—Sí dije eso —confirmó.
—Me puso a pensar que nunca podría darte eso —admití, odiando cómo su rostro se ensombreció un poco y la luz se apagó de sus ojos—. Nunca podría darte la boda que querías de niña...
Asintió.
—Lo sé... —dijo, su voz saliendo como un susurro roto.
Estaba tratando de ocultar su dolor, pero podía sentirlo por nuestro vínculo de compañeros. Podía sentirlo como si fuera mío. Apartó la mirada por un momento; sostener mi mirada se había vuelto demasiado doloroso.
—Nunca podría darte esa boda porque cuando me case contigo, Judy, quiero que ese día sea completamente sobre nosotros —le dije, bajando la cabeza para capturar sus ojos de nuevo—. Nunca querría compartir ese momento con nadie más. Cuando me case contigo, no s