Punto de Vista de Judy
—Ya recuperaste mucho tu color —dijo Eliza mientras entraba a la habitación del hospital. Habían pasado unas horas desde que desperté por primera vez. Llevaba en este hospital unas 15 horas aproximadamente, y ya tenía ganas de ver a mi compañero. Mi loba estaba inquieta, aunque aún podía sentir que estaba más débil de lo usual. No me gustaba la sensación de que mi loba estuviera débil, me hacía sentir vulnerable.
—¿Has sabido algo de Gavin? —pregunté.
Asintió, viéndose un poco insegura por un momento.
—Tenía algunos asuntos que atender. Pero estará aquí pronto —me aseguró.
—¿Qué tipo de asuntos? —pregunté.
—No es nada de lo que debas preocuparte... —me dijo, dándome palmaditas suaves en la mano—. Solo necesitas concentrarte en recuperarte tú, tu loba y en proteger a tu cachorro nonato.
Asentí, aunque quería discutir más sobre el tema con ella. Mi teléfono sonó en la mesa de noche; ni siquiera había notado que estaba ahí. Eliza lo tenía conectado al cargador, lo c