Sentí mi sostén aflojarse, y parpadeé; ¿cuándo había desabrochado mi sostén?
En el segundo en que mi sostén estuvo fuera de mi cuerpo y siendo tirado al suelo, sus labios se envolvieron alrededor de mi pezón endurecido, chupando y tirándolo hacia su boca. No pude evitar el gemido que escapó de mis labios.
Sabía que teníamos mucho más de qué hablar; mi corazón estaba tan en conflicto, y me preocupaba que al final del día, se rompiera. Pero en este momento, no podía pensar en nada más que en lo bien que me hacía sentir. Cuánto lo extrañaba y cuánto anhelaba su toque.
Una vez que terminó con un pezón, le dio el mismo tratamiento al otro, haciéndome gemir otra vez. Sentí humedad acumulándose entre mis piernas, y tuve que frotarlas para crear algo de fricción. Sus piernas me impidieron frotar las mías, sin embargo, separándolas.
Gimoteé ante la pérdida de fricción, necesitando algo que ayudara a calmar el dolor.
Sus dedos se engancharon en la cintura de mis pantalones de yoga, y los tiró po