—¿Lista para irnos? —me preguntó, su tono un susurro bajo, su aliento calentando el lado de mi rostro mientras susurraba en mi oído.
Asentí.
—Más que lista —le dije.
—Tenemos que regresar a ese juego de antes y conseguir tu premio —me recordó.
Me reí del recuerdo, pero la risa se cortó cuando Donna, su madre, se nos acercó, con los brazos cruzados sobre su pecho.
—Gavin, ¿podemos hablar por favor... en privado? —dijo, sus ojos entrecerrados mientras miraba a su hijo.
Gavin suspiró y pasó sus dedos por su cabello, claramente harto de su madre.
—Estoy en una cita —le dijo Gavin, apretando su agarre alrededor de mis hombros—. No la voy a dejar para hablar con mi madre. Con permiso, necesito llevar a Judy a casa.
—Está bien, pero vamos a hablar de esto mañana. Espera una visita en tu oficina temprano por la mañana —le gritó. Sus puños se apretaron en una bola, y pude decir que se estaba conteniendo de decir y hacer algo de lo que se arrepentiría.
—Él va a regresar —escuché a Daisy diciéndo