—Debería haber estado ahí —susurró Nan, levantando la mirada—. Si Sammy no me hubiera dicho lo que había pasado... no habría sabido. Soy una mejor amiga terrible.
—¿Por qué no estuviste ahí? —me encontré preguntando, necesitando una distracción. No quería que pensara que tenía la culpa porque sabía que Judy no querría eso, pero necesitaba pensar en algo más que no fuera el hecho de que estaba acostada en una mesa de operaciones ahora mismo.
—Estaba lidiando con algo —suspiró Nan, recostándose en su asiento. Se pasó las manos por el brazo, como si estuviera tratando de calentarse y ahí fue cuando vi las marcas de huellas de manos en su antebrazo.
Sin pensar, agarré su muñeca, cuidando de no lastimarla.
Se sobresaltó y volteó sus ojos que se abrían en mi dirección.
—¿Esos son moretones? —pregunté en tono bajo.
Apartó sus brazos y los cubrió con sus mangas.
—No es nada. Fue un accidente —me dijo un poco demasiado rápido.
—¿Un accidente? —pregunté—. Eso no es un accidente. ¿Quién te hizo e