Adam entrecerró los ojos.
—Es un aviso muy corto, ¿no te parece? —preguntó, levantando las cejas.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
—Realmente no tuve mucho aviso —le dije—. Pero esto es algo grande. No puedo dejar pasar la oportunidad.
Después de una breve pausa, Adam asintió.
—Le haré saber al Alfa —dijo Adam—. Finalmente me está permitiendo hablar otra vez. La próxima semana son vacaciones escolares así que no es como si el joven Matthew necesitara un tutor durante esas semanas.
Asentí y le agradecí antes de ir a buscar a Matt, sin embargo, fui detenida por Irene que se apresuró bajando las escaleras. Sus ojos estaban húmedos, y sabía que había estado llorando. Se congeló cuando me vio, y se secó los ojos con el dorso de su mano.
—Oh, Judy... —suspiró—. Llegaste temprano.
—No tenía mucho que hacer hoy —admití—. Pensé que vendría temprano y me adelantaría.
Las cosas estaban tensas entre nosotras sin duda; sabía que ya no me consideraba una amiga, y a decir verdad, después de estas últ