65. No puedes escapar
Desperté un poco confundida, abriendo los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz del lugar en el que me hallaba: la habitación de Derek. Mis sentidos se intensificaron, mi respiración se aceleraba mientras evocaba todo lo sucedido.
Gritos, sangre, unos ojos vicerales. Desde lejos, pude oír cómo la puerta de la habitación se cerraba con un sonido metálico, dejándome atrapado en un silencio cargado de tensión.
….Derek estaba ahí
Después de un breve instante, giré lentamente la cabeza con delicadeza y percibí que estaba cubierta por la sábana... y en una esquina pude distinguirlo claramente de pie frente a la ventana, con la luz de la luna iluminando su silueta. Emergía de la oscuridad, con una mirada helada, un semblante tan duro como el diamante y una presencia imponente. Me sentaba en la cama, percibía cómo poco a poco se aproximaba hacia donde yo estaba. La presencia que emanaba era tan impactante que recordaba a la de Lucifer a punto de arrebatarme el alma.
—Necesitamos te