Alan
Comencé a reír, esta era la peor broma que él había hecho desde que tengo memoria. Aunque… se veía muy convencido de lo que decía.
—¿Está casada contigo? sabes que creo, que el delirio que tienes por ella te hace imaginar algo que no es.
—Puede ser, ella me encanta. Me ha encantado siempre, es la mujer perfecta para mí. En algún momento te dije que tendría lo que merezco, lo que me pertenece por el simple hecho de ser yo.
—Si ya terminaste con tu discurso patético, te exijo que salgas de aquí.
—Alan, ¿crees que a Camila fue lo único que perdiste? ¿ya miraste a quién pertenece la empresa ahora? Y no solo la empresa, también todo lo que te pertenece.
—Will, no estoy para tus bromas estúpidas.
Él saca de su maletín un sobre y luego me lo pasa. Lo leo con desconfianza y lo que hay allí me deja más sorprendido que con lo que acababa de decir.
—¿Qué es esto?
—La prueba de que perdiste todo. De que ya nada te pertenece.
Era mi firma eran mis datos era su maldito nombre de qué s