76. MI QUERIDA MADRASTRA
AVA
—Y entonces, ¿cómo debo llamarte ahora? —la voz burlona de Owen resonó a mi espalda.
Estaba acomodando algunas cosas sobre la cama.
—¿Debo decirte mamá, madrastica…?
—Déjate de tonterías, graciosillo —me giré sonriendo, intentando tapar el nerviosismo que de repente me asaltaba.
Lo encontré en el umbral de la puerta, recostado al marco, con unos vaqueros y camisa celeste, relajado y con esa frescura de siempre.
Suspiré, yendo de cabeza a la parte incómoda.
—Owen… yo, lo lamen…
—Oh no, señorita, nada de dramas, que ya mi vida está llena de eso —me dijo caminando hacia mí con largas zancadas y echándome los brazos alrededor de la espalda para abrazarme.
Cerré los ojos, dando un resoplido de alivio.
Aunque Greyson me dijo que los dos habían hablado, de verdad me preguntaba cómo Owen iba a tomar todo este asunto.
Por lo que veo, no fue nada mal.
—Bueno, creo que oficialmente ya te puedo palmear el trasero si te portas mal… hijastro… —decidí dejarme llevar por su buen humor.