AVA—. Te acostaste con Emma en mi cama y después me amenazaste con matar a mi madre. ¡¿Y soy yo quien te tengo que pedir disculpas?!Avanzó un paso, levantando las manos como si con eso pudiera calmarme.—No quiero discutir. Solo escúchame. Vine porque necesitaba verte, necesitaba hablar contigo. Sé que Owen no significa nada para ti. Yo sé que sigues sintiendo algo…—Lo único que siento es asco —interrumpí, conteniéndome para no saltarle al cuello—. Me das rabia, me das lástima. Te odio con todo mi ser…—Ava, cometí errores, lo sé. Pero todo lo que pasó… yo estaba perdido. Lo de Emma no fue lo que parecía… Solo fue un impulso estúpido. Estoy arrepentido. ¡No puedo dejarte ir!— Lo único que quiero de ti es mi libertad. ¡Acepta mi rechazo! — le rugí lista para recitar las palabras rituales, pero él fue más rápido que yo.Me acorraló contra la pared, con las manos apoyadas a ambos lados de mi cabeza. Su lobo, tan ruin como él, volvió a jalar del vínculo de la marca, haciéndome reacci
AVAEstaba que hervía de la ira y este hombre seguía tentando a la suerte.—¿Qué más quieres? —le solté entre dientes, luchando por no hacer un escándalo.Estaba segura de que varias personas ya especulaban, quizás hasta nos identificaron, a pesar de no frecuentar estos círculos en el pasado.—. ¿No te bastó con el numerito de antes?—Solo necesito que me escuches un segundo —dijo más serio, casi susurrando—. Ni siquiera llegué a contarte lo importante.—¿Qué? ¿Tus excusas? ¿Tus remordimientos reciclados? ¿Tus ganas de revivir una relación que tú mismo destruiste?—Estoy hablando del proyecto. De las armas —aclaró, apretando un poco más mi brazo que luchaba por recuperar.—. No solo es una colaboración cualquiera. Mucha de la materia prima importante… viene de Crimson Raven.Mi expresión se tensó.—¿Qué estás diciendo?—Vendí los planos que tu padre diseñó. Los viejos, los que dejaste atrás. Al principio no valían nada, pero alguien los vio con potencial. Ahora hay gente muy important
AVA Tratando de sostenerla, me enredé con la alfombra mullida y los tacones de aguja. Ella también se iba de boca, y mientras la sostenía, me apoyé en el estante de al lado.El crujido de los tablones de madera hizo temblar mis oídos. Todo tipo de frascos con sustancias raras nos cayeron encima. Por suerte eran envases plásticos, pero eso no minimizó el daño. —¡Aaahh! —grité al sentir el ardor en mi rostro, en mis manos y cuello… vamos, comezón de la buena por todos lados. —¡No, no, no, qué desastre, ay Diosa! —la bruja adolescente intentaba arreglar las cosas y las empeoraba más. —¡Espera, no te sigas moviendo! —le rugí, poniendo pausa a la escena desastrosa. Los líquidos púrpuras, rosas, amarillos, brillaban en la oscuridad como un hermoso espectáculo, pero también lo hacía la cara de ella. —Tú… estás roja —le dije, mirándola asombrada, y era literal. Su piel estaba como un tomate maduro, y no solo la cara, el cuerpo entero, como una llamarada andante. —Bueno, y tú… —tragó
AVA La habitación olía a desinfectante y a resignación. La doctora evitaba mi mirada como si eso fuera a suavizar el golpe que estaba por darme. —Sus análisis no muestran mejoría, Luna —dijo finalmente, con voz baja. —De hecho, sus capacidades físicas han disminuido aún más esta semana. Sus instintos… la conexión con su loba… todo está debilitándose. Me aferré al reposabrazos, para disimular el temblor en mis manos. —¿Y la fertilidad? —susurré, como si al decirlo bajito pudiera cambiar la respuesta. La doctora tragó saliva, sin levantar los ojos. —Los niveles hormonales no son alentadores. Lo siento, Ava. Si las cosas siguen así… no podrás concebir. Todo se detuvo dentro de mí. Pero no solté ni una lágrima. Me sentía tan seca y sin esperanzas. Mi peor pesadilla haciéndose realidad. Heredé la rara enfermedad de mi madre, aunque al menos ella me pudo dar a luz. No se sabía la causa, solo que te ibas consumiendo hasta quedarte como una muñeca sin vida; sin hablar, ni escuchar
AVAPasaron dos días. Dos días donde me tenían casi como una prisionera, vigilada, sin medios de comunicación, y ella se paseaba por la casa como si fuera la dueña de todo. Vestía mi ropa, usaba mis maquillajes, me imitaba como siempre había deseado hacer.Sin embargo, hoy había una reunión importante donde una farsante como Emma no podía reemplazar a la verdadera Luna.—Ya sabes, Ava, sonrisa en el rostro y somos la pareja ideal —el estómago se me revolvió ante las palabras de Feodor y su toque.“Maldito cínico.” Saphir rugía de indignación en mi interior. Él no quería liberarla del vínculo.Aunque deseaba escupirle la cara, no tuve otra opción que seguir fingiendo delante de sus socios de negocios y otros lobos que asistieron.La vida de mi madre estaba en juego. Pero la Diosa Luna al fin se apiadó de mi situación.Saludando entre los invitados, me asombré de encontrarme a un viejo amigo que hacía tiempo no veía.—¡Ava! — se acercaba el macho de casi 1.80 de estatura, cabello casta
AVAOwen se quedó mirándome, asombrado, pero sé que de repente contemplaba también la posibilidad.—. Av, mi manada no es fácil, mi padre es estricto…—Salvarnos el culo tampoco fue fácil y tú no lo dudaste un segundo —le dije, afianzando mi decisión.—Ava, no sé… no lo hagas por protección, yo igual las dejaré en este territorio…—Owen —tomé sus manos—, ¿viste a mi madre? Puede que yo esté así en unos meses o años, quizás muera súbitamente… no sé…—Ava…—Ssshhh… seré tu respaldo como tú siempre fuiste el mío. Para eso son los amigos —le dije, ganándome un abrazo de oso.Incluso suspiró, el pobre debía estar asfixiado. Mentir nunca fue buena idea, pero le daría tiempo para organizar los asuntos con su padre.—Ya tienes una hermosa prometida, bebé —le palmeé el trasero burlándome, para romper el momento tenso.—Eres insufrible. Papá va a infartar cuando te conozca.—Que se cuide ese Alfa, que ya de capullos estoy hasta el gorro —le dije mientras nos alejábamos de regreso.Poco sabía que
AVA Abro la bata y la bajo seductoramente por mis hombros, hasta que cae al suelo. Su rostro estupefacto es un poema, y yo estoy descojonada de la risa por dentro. Me arrojo en cuatro patas y gateo sobre la alfombra como una fiera salvaje. El hilo se me encaja entre las nalgas de manera incómoda, pero yo estoy en mi papel de zorra. —A… Ava, ya basta… —¿Qué? ¿Te volviste tímido de repente? Mis bubis te impresionaron —me meto entre sus piernas, de rodillas frente a él. Y no aguanto más el comenzar a reírme. —No me jodas, Owen, tal parece que te he pillado pegándome los cuernos con tu amante. Creo que todos nos reiremos de esta broma, pero Owen sigue haciéndome señas un tanto confusas. De repente, el sonido de un cristal rompiéndose y un gruñido brusco me sobresalta. Comienzo a sudar frío y a palidecer. Abro los ojos en modo desorbitado. Owen baja la cabeza y se estruja la frente. Yo giro el cuello, aún en cuatro patas y media desnuda, para ver al Alfa parado frente a un min
AVAUn rugido me hizo saltar en el lugar, mirando en pánico hacia la puerta donde el Alfa estaba de pie. Di un paso atrás, nerviosa, reparé en que me había acercado demasiado al cuadro. —Yo… no quise molestarlo… —¡¿Quién te dio autorización para entrar en mi despacho y tocar mis cosas?!Caminó como un vendaval hacia la pintura para examinarla. Quizás pensando que la había dañado. Quise explicarme, pero mi mano se enredó con la esquina de la bandeja metálica.Cayó al suelo con un ruido estridente.—No, no, no…Me incliné con los ojos rojos, temblorosa, comencé a recoger la porcelana rota. El nudo se apretaba en mi garganta. La blanca loza empezó a teñirse de rojo por las cortadas en mis yemas, me estaba empezando a sentir algo mareada.—Detente, estás sangrando, espera… ¡Ava, espera! —¡No!Me levanté a enfrentarlo, apartando sus manos que intentaban sostenerme. No quería llorar delante de él. Todo lo que hacía era malinterpretado. —Solo quería disculparme por lo de esa noche,