NARRADORA—¿Por qué no regresarías? Deja de hablar absurdos… Comenzó a dar rodeos y la ira bullía en las venas de Alexander mientras lo observaba. La preocupación lo estaba consumiendo y tenía que fingir que todo estaba bien.Al descubrir la trampa en el hotel, mientras estaban juntos, Owen se quedó atrás para cubrirlo y que él escapara. Era una persona importante, no podían exponer su relación clandestina, al menos no ahora que su hermano buscaba cualquier excusa para sacarlo del medio.Esos viejos arcaicos del Consejo y los Alfas de las manadas lo verían como una aberración si se enteraban de sus “debilidades”. Incluso podría perder la vida.Pero las ganas de ver a su mate lo ahogaban; planificó esa escapada, solo para ser seguido hasta el hotel. ¡Tuvo que ser Leonardo! Esas armas especiales las debió financiar él.—¡Suéltame! —dio un paso atrás cuando Leonardo intentó abrazarlo para fingir frente a su padre. Cada día podía ser menos hipócrita. —Alexander… ¿Ves, papá, que es é
NARRADORA—Explícate —Greyson le ordenó a David, apretando los dientes—. Y por tu bien y el de tu familia, espero que no estés jugando conmigo, mocoso. No te imaginas el tiempo que me puede llevar arrancarte la cabeza.David tembló visiblemente ante el aura del Alfa. La camisa se le pegaba por el sudor que corría en su espalda, pero ya no podía retroceder o estaba muerto.—Ava era la Luna de la manada Colmillo de Acero. Una vez pasé por ahí a visitarla y ella… bueno… estaba desesperada por escapar de su matrimonio infeliz y no sabía cómo… —dijo de manera que insinuaba cosas ocultas. —Admito que Ava es hermosa y trató de “convencerme”, pero nunca fue mi tipo. Me sorprendí al ver que Owen sí cayó en sus redes… —¡Pero qué dices, infeliz! —Ava le gritó indignada.—. ¡Hace años que no te veía! ¡¿Cómo te atreves a insinuar que estaba acostándome con cualquiera para que me sacaran de mi manada?! —Vamos, Av, que siempre fuiste de las fáciles. Estabas buscando a un tipo rico que se hicie
AVAJuro que me temblaba hasta el pensamiento.Con Greyson de pie frente a mí, yo sentada en la cama, mirando a todos lados, menos a sus ojos azules afilados.—Estoy esperando una respuesta, Ava. ¿Por qué dejaste tu otra manada si tenías la posición de Luna? ¿Qué tuvo que ver Owen con tu mate?—Ex compañero —lo rectifiqué, mirándolo finalmente y con la barbilla aún alzada para contener la hemorragia.Mi voz salía nasal de estarme apretando la nariz.—No es tu ex compañero cuando aún llevas su marca…—¿Qué está insinuando, Alfa Hunter? —me levanté a pesar del mareo.—Siéntate, hablaremos mejor después…—No, hablaremos ahora mismo —di un paso atrás cuando intentó tomarme del brazo para sentarme.—Sí, es cierto que era la Luna. Mis padres me dejaron la manada, pero fui traicionada por el Alfa. Ese cabrón se acostó con la mujer que creía mi hermana —comencé a decirle la verdad. Mi mente era un revoltijo de ideas y mi corazón, lleno de sentimientos convulsos.—¿Él fue quien te engañó? —me
AVA—Señor, me dijo que lo había enviado la Beta Nella. Pensé que era parte de la brigada para reparar el perímetro.—¡Obviamente, ese polizonte te engañó y tomaste decisiones en mi nombre! —el rugido de Nella se escuchó cerca.Llegó impetuosa y enojada. Parecía que algo grande había sucedido.Varios guerreros se reunieron alrededor, el nerviosismo reflejado en sus rostros.—Beta, recuerdo muy bien que traía una carta con su sello…—¡¿Acaso estás insinuando que yo mandé a volar la cabaña para asesinar a un testigo clave?! —los colmillos de la Beta salieron, aplastando al guerrero que le sacaba varias cabezas, pero ella estaba encima en la jerarquía.—¡Ya basta! Todos a mi despacho. Vigilen bien las fronteras. ¡Ese hombre no se pudo haber evaporado en el aire! —Greyson zanjó el asunto entrando a la casa con zancadas poderosas.Su cabeza subió por un segundo y me tensé al ser descubierta, espiándolos detrás de la ventana.Entré a la habitación llena de dudas. Según lo que escuché, pare
AVAIntentando desviarme en el aire, perdí apoyo en la pierna sobre la lona y ya iba rumbo a caerme de culo.Pero Greyson nunca me dejaba caer, no importa si estuviésemos enojados, con desconfianzas y mentiras, él siempre me había sostenido, y esta vez no fue la excepción.Sus brazos fuertes me estrecharon, y me recosté a sus pectorales duros y musculosos, apretando mis manos en su espalda.Recuerdos de esa mañana, cuando lo tenía montado sobre mi cuerpo como un lobo en celo, susurrándome todas esas promesas lascivas al oído, asaltaron mi mente.Debo controlarme, o Greyson me va a oler. Ya mi loba no mira tan asustada a ese enorme Alfa que siempre la observa fijamente, dudando, esperando...—Lo lamento por los malabares — tomé una bocanada de aire fresco, subiendo la cara avergonzada y lista para alejarme.Pero los brazos de Greyson no se separaron de mi cintura, y sus ojos azules me observaban de esa manera intensa y rara que no sé descifrar.Él me envía muchas señales confusas y ya
AVASupongo que no puede espiar nuestra conversación y la parte donde queremos devorarlo.Antes de que Saphir saltara de sus brazos para ir por su cuenta, fue cargada por Greyson como una lobezna, su cuerpo embutido contra ese escudo dominante.A través de mi loba, miré hacia arriba: la sombra de la barba en su rostro, sus rasgos cuadrados y masculinos, tan apuesto. Cada vez voy cayendo más por este Alfa, y una atracción inexplicable me arrastra hacia él.—¿Te he impresionado tanto que no paras de mirarme, Saphir? —bajó la cabeza, sorprendiendo a mi loba que se escondió en su pecho, haciéndose la muerta.La sombra de una sonrisa apareció en esos sexis labios, pero no llegó a sus ojos.Sé que Greyson tiene demasiados problemas encima.Mientras sus pasos resonaban por el pasillo, me atreví a preguntarle:“¿Diste con los culpables de la muerte de David y sus padres?”—No —me respondió en voz alta, con el ceño fruncido.—. El hombre que se infiltró escapó por unos viejos acueductos de em
GREYSON—Pasa —le indiqué a Laila que entrara, y ella lo hizo.Hablamos un poco del estado de Owen. Estaba estable, mejorando, pero no despertaba, y eso era otro asunto que ocupaba mi mente.—Toma, son los registros y análisis de la madre de Ava. Por favor, estúdialos, y lo que necesites, pídeme el financiamiento —le pasé la información de esa pobre mujer.Tenía que sacar un tiempo para visitarla y conocerla.—Vaya, ¿hasta cuándo me vas a negar que la nuera es importante para ti?—Ava es mi mate —le solté, sin poder aguantar más este peso en el alma.Abrió mucho los ojos y se sentó frente a mí.—Con razón… en el fondo me lo sospechaba. Joder, qué follón con Owen…—Gracias por decir lo evidente.—De nada —bufó, como siempre, sin una gota de respeto.—Ella no está bien. Hoy entrené con su loba. Le cuesta incluso transformarse…Le dije con el pecho apretado.Ava estaba peor de lo que me había imaginado.¿Tendría eso que ver con su acuerdo con Owen? Si es que de veras acordaron algo…—Ha
AVAEsperaba por Nella, sin entender por qué me había indicado sentarme al lado del chofer; sin embargo, no dije nada. Ya no deseaba discutir por cosas pequeñas.La vi salir de la casa desde la ventanilla. Iba con vaqueros, blusa vaporosa y un blazer. Más informal que de costumbre.Ya me estaba acomodando en el asiento cuando descubrí que otro hombre venía detrás.Lentes oscuros, camisa blanca abierta en el cuello, y vaqueros que se le ajustaban demasiado bien.Mi mirada disimulada fue directo al paquetote. Y no, no me arrepiento.¿El suegrito también iba a la reunión de negocios?Creí que con los problemas en la manada no saldría, pero parece que reforzaron la seguridad. Ambos se subieron atrás.—Buenos días —solté, con el tono algo seco.¿Por qué Nella se sentó con él?Ella respondió neutral, él casi ladró los suyos. Este viaje prometía drama del bueno.Finalmente, el chofer recibió sus órdenes y, con otro auto persiguiéndonos, salimos de la manada.Me había despedido ayer de mamá