Capítulo 6

—¿De qué hablas?—se mostró un poco más interesado, pensando que tal vez, alguien más había captado la atención de Nina.

—Bueno, Nina es una mujer bastante costosa, no sabes lo que tuve que hacer para lograr que accediera a venir conmigo y la verdad los recursos que tenía destinados a ella, están a punto de acabarse.

—¿Así que es una mujer de negocios, eh?—bromeo Dmitry pensando que tal vez podría tener a Nina, mucho antes de lo esperado.

—Puede que sí, es una mujer bastante astuta a tal punto que tiene la opción de aceptar o rechazar a los hombres sin importar cuanto tiene en el banco—mintió Alek para agregar un poco más de misterio a Nina, la había construido específicamente para su amigo, para que fuera la chica de sus sueños, pero también mucho más de lo que él podría soñar con tener.

—¿Que razones tendría ella para aceptarte a ti, mi amigo?—expreso Dmitry aún más interesado en su amante. En su cabeza solo estaba un pensamiento que deseaba confirmar, solo para glorificarse a sí mismo, de que él era mucho mejor que Alek, tanto en el atractivo como económicamente, ademas de que era un maldito en la cama, no había ninguna mujer que no lo hubiera aclamado después de una noche con él.

—¿Ademas de lo increíble que soy en la cama?—bromeo Alek para darse un poco de crédito— bueno, le prometí una larga estadía en Mónaco, eso y la oportunidad de apostar lo que desee, en el casino que sea de su agrado.

—¿Y eso no te dejará en la ruina?—expreso Dmitry, impresionado de la desesperación de su amigo para tener la compañía de esa mujer, imagino que debia ser una diosa en la cama o que al menos su lengua provocara mil orgasmos a la vez, parecía irreal.

—No, supongo que Nina tuvo sus razones para venir aquí, tal vez esta buscando una nueva presa—expreso mostrando casi genuinamente resignado.

—¿Y eso no te molesta?—quiso saber.

—No realmente, sabia que lo mío con Nina, solo era temporal, pero sí que disfrute el poco tiempo que pasamos juntos, ella es como una droga y si la consumes demasiado tiempo te puede hacer daño—Dmitry resoplo y Alek se echó a reír al ver la seriedad que había en el rostro de su amigo. Tal vez había exagerado un poco, así que lo mejor que pudo hacer fue soltar una pequeña carcajada para aliviar la tensión, esperando que su amigo pensara que fuera una broma y la mimo tiempo, se quedara con la duda.

—¿Y si realmente alguien se interesa por ella?—cuestiono Dmitry manteniéndose serio, solo entonces Alek dejo de reír, parecía que su amigo realmente se había creído ese cuento, así que porque no seguirle la corriente, después de todo, por esa razón había ido con Sarah, para acercarla un poco más a Dmitry.

—No me sorprendería, ella es una mujer única y una amante excepcional, y si realmente en ese sitio hay alguien que cumpla sus expectativas, yo no podría retenerla y tampoco rogarle, eso solo la alejaría de mí y prefiero dejar una pequeña huella en su cama, que ser una molestia para ella—declaro Alek—pero me parece que ya hemos hablado mucho de ella. ¿Acaso te interesa ser el siguiente en su cama?

—Tal vez, pero antes quería asegurarme de que podía hacerlo, eres uno de los pocos hombres a los que realmente puedo considerar como mi amigo. Nina parece ser increíble, pero no pondría en juego nuestra amistad por una mujer.

—Me alegra que lo consultes conmigo, yo también te aprecio, pero como te dije ya no puedo seguir costeando una mujer como ella, pero me alegra que seas tú quien se interese por Nina, después de un tiempo, tiendes a encariñarte con ella y me preocupaba saber que elegiría a su siguiente amante por dinero y no porque ella quisiera estar con él.

—Eres un sentimental—bromeo Dmitry golpeando el brazo de su amigo ligeramente para después soltar una corta y elegante carcajada— pero si tanto lo deseas, haré el esfuerzo por seguir costeando la vida de la señorita Stoica por un tiempo y claro, la trataré igual que a una reina si eso te hace feliz.

—Bueno ya que ambos estamos de acuerdo, le diré a Nina tus deseos de conocerla—expreso Alek esbozando una sonrisa triunfal.

—No, me gustaría ser yo quien haga el esfuerzo por hacérselo saber—indico Dmitry dándose un segundo para fantasear con Nina—solo una cosa—expreso Dmitry de repente—¿Hay algún esposo del que deba preocuparme?

—Lo hubo—expreso Alek para divertirse—por lo que me contó y lo que he oído de otras personas, su matrimonio fue concretado por sus familias, el tipo la abandono a su suerte mientras se iba a revolcar con otras y bueno, cuando se divorciaron, el imbécil no le dio nada y por ello Nina se dedicó a la vida galante, salió adelante y olvido la mujer que alguna vez fue, pero será mejor que no se lo menciones, suele ponerse de mal humor cuando le recuerdas ese triste pasado.

—Su esposo debia estar ciego para abandonar una belleza como ella—declaro Dmitry en cierta forma molesto con la desventura de Nina, pero al mismo tiempo extasiado de saber que no había nadie que interfiriera con sus intenciones de poseerla.

Alek, por otro lado, estaba a punto de echarse a reír, porque aquel esposo al que se refería era precisamente él y de saber que Nina, en realidad era su esposa, quizás nunca se hubiese ido de Rumania, pero ahí estaban, jugando un juego de seducción en el que Dmitry quería acostarse con su propia esposa. Alek pensó en el día en que Dmitry supiera la verdad, lo enfadado y ofendido que estaría por su traición, pero él se lo merecía, ademas de que al final de cuentas iba a disfrutarlo.

—Por supuesto, ella piensa lo mismo, pero ahora que tienes la oportunidad porque no le demuestras que no todos los hombres somos iguales—le propuso Alek— mira, ahí viene.

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