Sin embargo, lo que más lo desconcertaba era la manera en que su corazón reaccionaba ante las palabras y la cercanía de Serena. A pesar de todas sus convicciones y la lucha interna que mantenía para no enamorarse, se encontraba cada vez más atraído hacia ella.

—Serena... —murmuró Daniel, apenas por encima de un susurro, mientras acariciaba suavemente la mejilla de su prima.

Serena levantó la mirada hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de confusión y anhelo. Daniel sintió un nudo en la garganta al verla así, y se maldijo por no poder controlar sus propios sentimientos.

—Tú... eres la única que importa —dijo finalmente, con la voz apenas audible, pero llena de sinceridad.

Serena se quedó sin palabras por un momento, sus ojos buscando los de Daniel en un intento de comprender la profundidad de sus palabras. Finalmente, una sonrisa brilló en su rostro, irradiando una calidez que envolvió a Daniel como un abrazo reconfortante.

—Lo sé, Danny. Y tú eres el único para mí también —respo