92. Juegos de dominio
—Abre la boca.
El sabor metálico persistía en su labio partido mientras Isabella se incorporaba. Se arrodilló frente a él, observando cómo Nathan enredaba los dedos en su cabello con esa brutalidad que otros temían.
En ese momento, Nathan cometió el error de subestimarla.
Isabella lo tomó sin advertencia, arrancándole un gruñido desde lo profundo de su garganta. Sus manos se tensaron en su cabello, pero ella ya había encontrado el ritmo preciso que erosionaba su control, ignorante de que ella ya tenía otros planes.
Usó su lengua justo donde sabía que lo volvía loco, alternando entre succiones suaves y profundas que lo hacían gemir. Sus piernas se tensaron cuando ella se detuvo en la punta, torturándolo con movimientos lentos y precisos.
Tiró de su cabello, intentando recuperar el dominio. Ella respondió tomándolo más profundo, usando sus manos para controlarlo mientras él se deshacía en gemidos cada vez más desesperados.
Lo mantuvo al borde del precipicio, retrocediendo con precisión