Capítulo: Lo Que el Corazón Sabe
El sol comenzaba a filtrarse entre las cortinas del hospital, dibujando una luz suave que acariciaba el rostro de Joselín. Estaba sentada, aún débil pero serena, mientras su padre le sostenía la mano como cuando era niña, como cuando tenía fiebre y él le prometía que todo iba a estar bien.
—¿Estás bien, hija? —preguntó Fabián, con esa voz baja que a veces escondía más emoción de la que podía sostener.
Joselín asintió, apenas.
—Sí, papá. Estoy mejor.
Fabián respiró profundo. Se le notaba en la mirada que algo venía. Se aclaró la garganta y se sentó al borde de la cama, sin soltarle la mano.
—Bueno… ahora te voy a hablar como tu padre. Pero también como ese hombre terco que, cuando empezaste con Stephen, quiso separarlos.
Joselín lo miró sorprendida. Él bajó la mirada y sonrió con tristeza.
—¿Te acordás de eso?
—Claro que sí, papá —respondió ella, con una sonrisa suave—. Lo peleaste más que mamá…
Fabián soltó una risita entre dientes, pero se le humedeci