Capítulo – La Vida Que Late En Silencio
Después de desayunar un té con galletitas junto a Lilian su mamá —en medio de silencios que decían más que mil palabras—, Joselín se encerró en su habitación. Tenía el test de embarazo desde hacía días guardado en su cartera, pero nunca se había sentido lo suficientemente fuerte para usarlo.
Hasta ahora.
Apenas Lilian cerró la puerta detrás de ella, Joselín se quedó en la cama, abrazada a una almohada, mirando el techo. El estómago se le revolvía, no sabía si por los nervios, las náuseas… o ambas cosas. Tenía miedo. No sabía qué resultado quería ver. Ni siquiera sabía si estaba lista para saberlo.
Pero algo dentro de ella —esa fuerza invisible que siempre la impulsaba a cuidar de los demás, incluso cuando estaba rota— la hizo levantarse.
Fue al baño, abrió el envoltorio con manos temblorosas, y siguió las instrucciones como quien sigue un ritual sagrado. Dejó el test sobre el borde del lavamanos, sin mirarlo, y volvió a la cama.
No tenía el co