Capitulo :Lo que no supieron cuidar
La casa de los Torres estaba más silenciosa que nunca. No era el silencio habitual de la noche, sino uno denso, que se colaba en cada grieta, en cada sombra, en cada rincón donde alguna vez Joselín había dejado su risa.
Fabián estaba de pie frente al ventanal, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en las luces lejanas de Alicante. Lilian, sentada en el sillón, apretaba entre sus manos una taza de té ya frío. Ninguno decía nada, pero la tensión entre ellos era insoportable.
—¿La viste? —preguntó Lilian, rompiendo al fin el silencio.
Fabián no respondió. Solo asintió levemente.
—¿Y? —insistió ella.
—No me quiso ni mirar —confesó, con la voz más débil de lo que jamás Lilian le había escuchado.
La mujer dejó la taza sobre la mesa. Sus manos temblaban.
—Fabián, ¿en qué momento la perdimos?
Él no supo qué responder. Se quedó mirando la ciudad sin verla realmente. Todo lo que había hecho, todo lo que había planeado con la certeza de que era p