Capítulo : Un desayuno que cambia todo
El sol ya estaba alto cuando Verónica bajó a la cocina. Con el delantal puesto, comenzó a preparar café y tostadas mientras tarareaba una canción. Esa mañana había algo especial en el aire: satisfacción. Había cumplido una meta que parecía inalcanzable hacía algunos años. A sus cuarenta años, con una hija y una pareja que amaba profundamente, se sentía realizada. Sin embargo, no podía ignorar la tensión entre Carolina e Ismael.
Los pasos de Ismael resonaron en las escaleras. Verónica levantó la vista y lo vio entrar a la cocina con su acostumbrado semblante serio.
—Buenos días —murmuró él, acercándose a la cafetera.
—Buenos días, Isma. ¿Dormiste bien? —preguntó Verónica mientras colocaba las tostadas en un plato.
Él asintió, sirviéndose café y sentándose en la mesa.
—Sí, dormí bien. ¿Y vos? —preguntó con voz tranquila.
—Bien, gracias. Estoy feliz, la verdad. Logré algo que pensé que nunca iba a poder hacer. —Su sonrisa era sincera, pero sus ojos