Capítulo 45

A Tania la encerraron en un cuarto de contención y registraron su habitación. Encontraron los frascos de brebaje que había ocultado y se los quitaron a todos, así como a sus privilegios.

La pasaron al área común, donde debía compartir dormitorio con otras tres chicas.

Aquellos cuartos parecían celdas, no tenían ventanas sino una rendija de ventilación. El baño era diminuto y su ropa debía tenerla sobre una mesa. No contaban con estantes ni cajoneras de ningún tipo.

Aunque no la acusaron como la causante de aquel caos, sospechaban de ella y la mantenían vigilada.

Lo que para muchos hubiese sido un castigo cruel y despiadado, para ella resultó un alivio. Ya no la tenían aislada, sino mezclada con el resto.

La gente que la rodeaba ya no la veía con recelo y burla, ahora la mayoría mostraba confianza en ella y la trataban como una heroína por haberlos salvado con ayuda de los brebajes.

El odio generalizado lo dirigían hacia los especialistas y el personal de salud y vigilancia, quienes se
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