Sentimientos encontrados

Capítulo 2

—Lo, lo siento mucho —balbuceó ella.

Al escuchar su dulce voz, vino a la mente de Zack el recuerdo de la maravillosa bailarina que lo tenía cautivado, pero al observar su imagen tan anticuada de inmediato descartó cualquier relación.

—No se preocupe, que tenga buen día —exclamó con cordialidad.

A Catherine le temblaban las piernas y pudo sostenerse en pie con mucha dificultad cuando él la soltó.

Luego le retiró uno de los rizos que se escapó del feo peinado y se sintió abrumado al respirar su dulce aroma floral, experimentando un calor inexplicable por todo su cuerpo.

Zack avanzó por el pasillo y no podía apartar a aquella fea pero enigmática mujer que acababa de conocer, pero decidió sacudirse los pensamientos que solo conseguirían distraerlo de lo que verdaderamente debía importarle.

Entró a la oficina y el cálido abrazo de su querido padre lo recibió.

—Aquí tienen a mi amado hijo, estimados colegas, ahora será Zack quien nos llevará a límites inimaginables, por todos es bien sabido las grandes habilidades que mi hijo posee para los negocios, él cuenta con sus propias empresas en distintos giros, y ahora ha regresado para apoyarme en la empresa —expuso Fred orgulloso.

—No es para tanto, padre, yo solo vengo a echarte una mano, pero todos sabemos que la mente y el corazón de todo esto eres y siempre seguirás siendo tú —contestó Zack.

—Es bastante modesto este muchacho, pero lo cierto es que no hay nadie que le gane cuando se trata de competitividad en los negocios —señaló con una gran sonrisa de satisfacción en el rostro.

Los vítores y felicitaciones no se hicieron esperar, los socios estaban muy complacidos por el hecho de que Zack pudiese asumir el liderazgo en la empresa, pues si su padre había conseguido cosas grandiosas, él definitivamente lograría mucho más.

La reunión terminó y al mostrarle su nueva oficina el padre de Zack lo presentó con quien sería su nueva secretaria.

Por supuesto que al verla, la expresión del joven cambió por completo, ya que no se esperaba que la misma mujer que tanto le había desagradado e intrigado a la vez fuera a estar tan cerca de él.

—La señorita Catherine es una maravilla, hijo, capaz y eficiente como ninguna otra —pronuncia Fred exaltando las múltiples cualidades de la asistente a la que tanto apreciaba.

Zack frunció el ceño ante la mirada inquisitiva de su padre al que tanto respetaba pero del cual sabía los alcances que podía llegar a tener cuando se trataba de los aspectos que pudieran afectar a la empresa.

Sabía que una hermosa secretaria lo único que haría sería distraerlo y apartarlo de su cometido, así que le contrató una secretaria fea para mantenerlo bajo control en ese aspecto.

—Bienvenido, Señor Anderson —dijo ella con esa dulce voz que hizo que Zack se estremeciera de tan solo oírla.

—No es necesario que me digas señor, llámame simplemente Zack–.

Ella asintió y tras despedirse los dos se quedaron asolas, lo cual provocó que Catherine se pusiera muy nerviosa.

Ese hombre ejercía una gran atracción sobre ella, pero lo que más le preocupaba era que él pudiera descubrir su verdadera identidad y que pudiera echarla de la compañía.

No quería perder aquel trabajo que tanto le había costado conseguir, y mucho menos cuando estaba tan cerca de terminar el contrato que la ataba al olimpo.

—Su voz me resulta familiar —menciona él sacándola de su estupor y haciendo que se sobresaltara.

Sintió que el corazón se le quería salir del pecho al imaginar que su jefe hubiese podido saber de quién se trataba, pero rápidamente pensó en una salida para librar el inconveniente.

—Muchas personas me han dicho lo mismo —comentó en forma inteligente.

—Entonces olvídelo, seguro debe tratarse de figuraciones mías —respondió mirándola fijamente tratando de encontrar algún atributo interesante en ella.

—Soy muy exigente cuando se trata de trabajo, me gusta mucho la puntualidad, y tomo el café negro sin azúcar —le informa poniéndose en su papel de jefe.

—No se preocupe, todo ha sido entendido y anotado —mencionó con sarcasmo lo cual divirtió mucho a Zack por haber logrado causar algún efecto en aquella mujer que parecía ser tan fría.

Catherine se encontraba muy inquieta, pensando en cómo podría mantener aquella doble vida, estaba absorta en sus pensamientos cuando un fuerte golpe de cristales rompiéndose la devolvió a la realidad.

El sonido provenía de la oficina de su jefe, por lo que de inmediato fue para ver qué sucedía, la puerta estaba cerrada con llave y ella se preocupó.

—¿Está todo bien? —inquirió ella con preocupación.

—No quiero que nadie me moleste, cancela todas mis citas, —respondió con hostilidad.

A Catherine no le quedó más alternativa que obedecer, aún cuando le intrigaba aquel cambio tan abrupto que su jefe había experimentado.

Zack estaba furioso al ver en uno de los más exclusivos sitios de internet la noticia sobre el compromiso de su antigua prometida con otro hombre, por lo que arremetió con todo lo que tenía cerca, pensó que ya la había superado, pero saber que se casaría con alguien más le afectó más de lo que hubiese imaginado.

No pudo evitar recordar el día en el que su novia simplemente le dijo que no estaba preparada para ser su esposa, y a tan solo unos días de la boda se fue del país dejándolo destrozado.

Tomó la botella de Whisky y empezó a beber en forma desmedida.

Las horas pasaron y Zack no salía de su oficina, los empleados se habían marchado desde hacía rato y solo quedaban ellos y los guardias de seguridad.

Catherine se armó de valor y decidió enfrentar el problema.

Tocó la puerta del despacho de su jefe con los nervios a flor de piel al pensar con lo que se iba a encontrar.

—Zack —llamó ella suavemente.

La puerta se abrió y ella se percató de que él se había tomado toda la botella y que estaba completamente ebrio.

—Nunca te enamores, Catherine, el amor termina por destruirte —exclamó él apesadumbrado.

Ella lo miró con ternura, y se apresuró a quitarle de las manos la copa de licor para que no continuará bebiendo.

—Déjame, necesito olvidarme de esa traidora, quiero sacármela del corazón —gritó descontrolado.

—Entiendo cómo debes sentirte, pero un amor que te hace sufrir no merece la pena —señaló Catherine dulcemente.

—Me gusta mucho tu voz, me hace sentir bien —dijo mientras se quedaba dormido.

—Ay, no, lo que me faltaba, ¿y ahora que voy a hacer? —se preguntó ella.

Y entonces levantó el auricular para llamar a Charlie, uno de los guardias de seguridad.

—Dígame, Señorita —contestó amablemente.

Catherine se encogió de hombros y por fin respondió a Charlie.

—Necesito que tú y alguien más vengan a la oficina del señor Anderson, por favor —le indicó.

Los guardias llegaron y se miraron entre ellos en forma suspicaz.

—Su primer día y mira lo que hace —murmuró uno de ellos.

—No nos pagan por emitir juicios sobre nuestros superiores, así que les voy a pedir que esto no salga de estas cuatro paredes, y ahora por favor, ayúdenme a subir al señor Anderson a su coche —ordenó ella con autoridad.

Llegaron al lujoso edificio donde Zack tenía su departamento y con mucha dificultad logró que él se despertara, bajaron del coche y subieron al ascensor, por fortuna no iba nadie más, pues Zack estaba completamente pegado a ella, lo cual la ponía sumamente nerviosa.

—Me encanta tu olor a rosas, Catherine, es tan sensual —susurró provocando que ella se estremeciera.

Ella retrocedió un poco, pero el cuerpo atlético del atractivo hombre la envolvió y Catherine experimentó la sensación más deliciosa que jamás había sentido.

Una atmósfera electrizante se respiraba en el aire, y era como si el tiempo se hubiese detenido, hasta que el sonido del ascensor la devolvió a la realidad.

Llegaron al departamento y  Catherine abrió la puerta ayudando a Zack a entrar.

—Seguro debes pensar que soy un tonto por ponerme así por una mujer —comentó Zack arrastrando las palabras.

—No digas eso, lo único que yo pienso es que eres un ser humano que en este momento está pasando por una etapa muy difícil, eso es todo —contestó la joven con gran ternura lo cual enterneció el corazón de su apuesto jefe.

—¿De dónde saliste?, seguro tú no eres de este mundo tan frío y carente de sentimientos —agregó con una gran sonrisa.

Sus miradas se entrelazaron y fue como si una conexión del alma se hubiera producido, y dejándose llevar por su instinto él la rodea con sus brazos y se acerca peligrosamente a ella.

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