Capítulo 84
―Sí, sí, soy una muerta de hambre, ¿por eso solo me vas a transferir veinte mil? ―provocó Ana, una estrategia que funcionó perfectamente con Laura, quien, picada por el comentario, añadió dos ceros más a la cantidad.

Ana la soltó con satisfacción, limpiándose las manos con una toallita húmeda como si hubiera tocado algo repugnante. Laura se desplomó completamente fuera de sí.

Contemplando a la mujer inconsciente en el suelo, Ana miró con fingida inocencia a los médicos y enfermeras estupefactos: ―Yo no he hecho nada.

La escena había sido todo un espectáculo de giros dramáticos que había dejado a todos con una sensación de satisfacción por las acciones de Ana. Los guardaespaldas se llevaron a Laura, y después de que el personal médico examinara a Lorena una última vez, se retiraron de la habitación.

El silencio se apoderó instantáneamente de la habitación. Lorena miró a Ana con mil palabras atoradas en la garganta, pero solo logró pronunciar: ―...Gracias.

Ana se sentó al borde de la cam
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