Capítulo 64
El estruendo era ensordecedor mientras Lorena se aferraba al brazo de Ana, tragando saliva con temor.

—Pueden decir que fui yo quien rompió las cosas, no... no les harán daño a ustedes —murmuró Lorena.

Ana le tomó la mano, destruyendo su inocencia con sus siguientes palabras: —¿Crees que la persona que te trajo aquí puede protegerte?

Lorena se quedó paralizada ante esta revelación. La situación no les permitía seguir hablando, así que Ana encontró un armario donde esconder a Lorena y la empujó dentro.

—No salgas —ordenó antes de cerrar la puerta y dirigirse hacia Gabriel.

—No te necesito aquí —espetó Gabriel frunciendo el ceño.

—Señor Urquiza, no me subestime —respondió Ana, quien no era ninguna tonta. Desde que entró con Gabriel, había notado una mirada sobre ellos, pegajosa y repugnante. Quizás su fachada había sido descubierta desde el principio.

El caos exterior y los golpes contra la puerta se mezclaban mientras Gabriel revisaba su teléfono nuevamente. —Mi gente llegará en cinco m
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