Esta zona residencial de ricos estaba a treinta kilómetros del centro de la ciudad. Ana tomó un taxi y tardó una hora y media en llegar. Parada frente a la puerta principal, Ana levantó resueltamente la mano y presionó el timbre.
......
Dentro de la villa.
La sala de estar tenía un techo abovedado de gran altura decorado con elaborados tallados de yeso, y en el centro colgaba una lámpara de cristal que refractaba destellos de luz fragmentada.
En el sofá de terciopelo color oscuro, Mariana y Bianca estaban sentadas juntas, acompañadas también por las hermanas Irina y Lily.
—Mariana, ya no eres tan joven, ¿de verdad no hay ningún chico que te guste? Si lo hay, tienes que decírmelo, yo te ayudo a que se conozcan.
Bianca llevaba un vestido de alta costura, tenía el cabello largo recogido en un moño bajo con una horquilla, su maquillaje era hermoso y refinado, y gracias a su buen cuidado personal, no parecía una persona que estuviera por cumplir los cincuenta, sino más bien una joven de poc