Capítulo 237
Los niños de hoy tienen una memoria muy fuerte. A los tres o cuatro años ya pueden recordar cosas. Santiago tenía cinco años. Aunque parecía un niño adorable y alegre, en su pequeño corazón guardaba muchas cosas.Al llegar al ascensor, se removió y dijo: —Ana, bájame, peso mucho.

Ana dijo que no pesaba, pero finalmente lo bajó siguiendo su deseo.

Lo tomaron de la mano, una a cada lado.

Santiago caminaba con la cabeza gacha, su tristeza era inconfundible.

Al salir del ascensor, miró a Ana: —Ana, ¿papá y mamá pelean por mi culpa?

Era evidente que las peleas eran frecuentes durante su estancia en el extranjero.

Lucía y Ana intercambiaron una mirada y comenzaron a consolarlo.

—Santi es tan bueno, tus papás te adoran. ¿Cómo van a pelear por ti? No pienses más, ven, ¡la tía Lucía te llevará al parque de diversiones!

Lucía era mucho mejor que Ana para calmar niños.

Había un centro comercial cerca del hotel con instalaciones infantiles en la primera planta.

Compraron un boleto y, acompañado por
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