Lucía sabía claramente que a Gabriel le gustaba Ana, y en cuanto a Esteban, ¿tal vez sentía algo por ella?
Después de todo, no había expresado claramente que quisiera conquistar a Ana.
Los cinco salieron del restaurante uno tras otro.
Milena, después de dudar durante mucho tiempo, finalmente se paró frente a Ana.
Sus ojos brillaban, con vida renovada en ellos. —Ana, gracias por todo esta vez. Si no fuera por ti, habría arruinado la mitad de mi vida.
—Mañana me voy de Terraflor, y te enviaré un regalo.
Sin la manipulación de ese canalla, Milena por fin parecía tener la actitud propia de su edad.
Lucía estaba sumamente complacida.
Su amiga realmente le había ayudado enormemente.
Aunque en la superficie decía que no quería ocuparse más de Milena, en realidad seguía preocupada por ella.
Ver a la joven que había visto crecer de repente involucrada con semejante canalla le generaba un sentimiento de impotencia.
Esteban estaba junto a Lucía y los demás.
Ignorando la presencia de Gabriel, su m