Capítulo 129
Su largo cabello negro estaba recogido en la parte posterior con un pasador, y algunos mechones caían junto a su rostro enmarcándolo.

Sus rasgos eran serenos, con un aire naturalmente distante.

Las miradas de Paula y Ana se encontraron en el aire.

Esta última arqueó una ceja y esbozó una ligera sonrisa.

Paula apretó las manos y, debido a la presencia de Tadeo, dijo con una sonrisa forzada:

—Lo siento, Ana, he reservado todo el local y no se permite la entrada a extraños.

Mientras hablaba, le hizo una señal al camarero cercano, indicándole que los echara.

Pero apenas dio un paso cuando Tadeo intervino:

—Paula, yo invité a Ana. ¿Has quedado con alguien más? Entonces no te molestaré.

Tadeo era completamente ingenuo.

No se había dado cuenta de que devolver los deberes era solo una excusa, y que el verdadero objetivo era cenar con él.

Paula se centró únicamente en la primera parte de lo que dijo Tadeo.

¿Ana conocía a Tadeo?

¡Imposible!

Aunque Ana y Tadeo compartían el apellido Vargas, exist
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