En aquel momento, Tadeo se esforzó por tocar la puerta de Ana, pero terminó desmayándose sin poder evitarlo.
Seguramente la habría asustado, ¿no?
Tadeo, en un raro momento de autorreflexión, se sintió frustrado.
Estaba a punto de levantar las sábanas para salir de la cama cuando una mano grande lo empujó de vuelta.
Tadeo levantó la cabeza confundido. —¿Gabriel?
—Ella no vino.
Una simple frase que inmediatamente decepcionó a Tadeo.
Gabriel preguntó con naturalidad: —¿La conocías de antes?
—No, para nada. Hoy fue la primera vez que nos vimos.
Después de decirlo, Tadeo se rascó la cabeza. —Es solo que me resulta muy familiar.
Ni él mismo sabía por qué.
Gabriel solo se marchó cuando llegó el asistente.
En el celular había un mensaje de Ana.
[Ana: ¿Está bien?]
[Está bien, solo fue un bajón de azúcar.]
Ana finalmente se tranquilizó.
Durmió bien toda la noche.
Cuando despertó, el nombre de Isabella estaba en lo más alto de las tendencias en las redes sociales.
Después de echar un vistazo, Ana