En el hospital Ignacio compró cena para él, Evana y George, el pequeño comenzó a dar muestras de cansancio.
–¿Tienes sueño?
–Sí, mucho –admitió el gemelo menor.
–Puedo llevarlo conmigo al hotel para que se acueste cómodo.
–Necesita ir a la casa porque mañana tiene colegio, él viene es después de clases, no quiero que se atrase y así ayuda a su hermano también.
–¿Y si lo llevo a tu casa a buscar sus cosas, luego se queda conmigo en el hotel y mañana lo llevo al colegio temprano?
–Parece un buen plan –opinó George.
Evana suspiró, sopesando la propuesta de Ignacio, quería confiar y aceptar su ayuda, pero le resultaba muy difícil creer que había cambiado porque sería un giro de 180 grados entre el Ignacio que la rechazó y el Ignacio que estaba ahora allí frente a ella.
–Dame una oportunidad Evana –suplicó Ignacio como si hubiera leído su mente.
–Empaca pijama, toalla, artículos de aseo personal