Rebeca no se sorprendió al verla y alargó la mano para acariciarle la cabeza. —¿Has venido después de clase?
—¡Sí!— Carolina, sin embargo, se alegró de verla y saludó a Úrsula: —Hola, bisabuela.
Úrsula acababa de contestar cuando Logan salió de la sala.
Al verlas llegar, las saludó con la cabeza.
Úrsula puso cara de frío, pero no dijo nada.
Rebeca también se limitó a mirarle y retiró los ojos.
Al ver que Carolina parecía tener algo que decirle, dijo: —Entraremos primero a ver a la bisabula.
—Oh...
Al oírlo, Carolina tuvo que dejar de lado por el momento sus ganas de hacerle confidencias, tomó la mano de Rebeca y entró con ella en la sala.
Logan tomó las flores y la cesta de fruta que Rebeca y su abuela habían traído y las siguió a la sala.
Esperanza vio llegar a Rebeca y Úrsula, y entonces sonrió con cierta sorpresa: —¿Qué hacen aquí?
Úrsula vio que le costaba moverse y estaba a punto de sentarse contra el dolor, así que la detuvo afanosamente y le dijo: —¿Por qué no nos lo habías cont