En ese caso, lo más probable era que Carolina lo pasaría en la familia Lafuente.
Úrsula sentía pena por Carolina y tristeza por Rebeca.
Rebeca estaba tranquila por dentro y consoló a Úrsula diciendo: —Abuela, estoy bien, mientras Carol se lo pase bien, me da igual en dónde se quede.
Pero Úrsula pensó que estaba forzando una sonrisa porque no quería que se preocupara.
Úrsula suspiró en secreto y no volvió a mencionarlo.
Después de desayunar, Rebeca y Martina salieron a comprar regalos.
Fuera, la calle comercial estaba decorada con luces y por todas partes se oían canciones familiares de la Noche de Renacimiento, así que el ambiente festivo era muy fuerte.
En cuanto a los regalos, Martina y los demás ya habían hecho una ronda de compras.
Ya tenían muchas cosas en casa, así que hoy se limitarían a comprar lo que faltaba.
En la calle, había niños con atuendo festivo y juguetito de tigre en la mano.
Rebeca frenó en seco al ver a una niña saltar por la calle.
Antes de que Carolina se fuera c