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Empezamos con el pie izquierdo p2

— Ethan Scott —

Desperté temprano en la mañana, después de ducharme preparé mi bata y mi bolso para salir de mi habitación y disponerme a desayunar, entré a la cocina y como siempre Rosita se encontraba preparando todo.

—¿Cómo durmió mi niño bello? — La saludé de beso en su frente entregándome una taza de café recién hecho.

—Como un bebito nanita, como un bebito.

—¿Huevos revueltos?

—¡Por favor!

Mientras Rosita los preparaba seguí bebiendo mi café y leyendo las notas de Val en sus apuntes. Tenía bonita letra, di un suspiro y volví a mi café cuando mi nanita colocó los huevos frente a mi.

—Bonita letra... — Me sobresalté al escuchar detrás de mí a mi padre que lee el documento que tengo en mis manos.

—¡Papá, me asustaste!

—No sabía que estabas leyendo algo confidencial — me respondió para luego tomar asiento a mi lado y recibir su café de manos de Rosita.

—No, no para nada, son los apuntes de una futura colega que se traspapelaron con los míos.

—Ah... y entonces ¿porqué tan ensimismado viéndolos?

—A bueno, es que me dejó impresionado con sus anotaciones y nada tendré que esperar a que me llame para devolverlos.

—Mmm... sólo eso.

—Sí, sólo eso, bueno les dejo ya voy justo en el tiempo para llegar al hospital. — Como pude logré huir de su interrogatorio porque por algo es el as de Nueva York ¿no?

—Ya me contarás mejor de esa futura colega ¿no?

—Adiós padre, que tengas un excelente día...

Salgo más que disparado del penthouse para no seguir con el interrogatorio y me apresto a tomar mi Bentley para dirigirme al hospital.

Luego de estacionar mi auto tomé mis cosas y cuando iba caminando rumbo a la entrada alguien me saludó por lo que por un segundo pierdo la atención de mis pasos y un pequeño cuerpo chocó conmigo. Vi como en cámara lenta el cuerpo en cuestión se iba para atrás y por reflejo lo tomé entre mis brazos.

—Te atrapé. — Mis ojos no pueden creer lo que ven, pero si es la pequeña princesita.

—Ho...hola tú. — Me miró con su carita asustada como si hubiera visto a un fantasma —. Perdón. Hola, Ethan.

—¿No me digas que eres uno de los nuevos internos? — La miré como pidiendo que no lo fuera porque por Dios que no me lo están poniendo fácil.

—En efecto, si lo soy. Lo supe hasta hoy en la mañana por un correo de la universidad. — Ya valió v3rga.

—Pues, bienvenida al Hospital General de Nueva York, Val.

—Gracias, pero entremos, que voy a llegar tarde por estar hablando contigo.

—Yo no choqué contigo, te lo recuerdo, eh —le digo en tono jocoso, mientras la vi arreglarse y luego darme una hermosa sonrisa.

—Vale, ya me disculpé, ahora entremos.

—Si, vamos.

Entramos al hospital y nos dirigimos a nuestra área, cuando entramos en la sala común nos encontramos con Collins, George y dos chicos más, a los que conozco de la facultad, todos ya vestidos de bata blanca y escuchando atentamente a George.

—Miren quien se dignó a llegar, buenas noches, señor Scott. — Se mofó mi jefe y yo lo quiero matar.

—Ejem, Doctor Scott. — Daniela se removió en su sitio para hacerme ojitos y a mí me dio el ataque de arcadas  mentales, de verdad que ya no la soportaba.

—Buenas jefe, sólo me retrasé por haber chocado con esta bella dama. — Vi a Val toda colorada y le guiñé un ojo.

Los dos más jóvenes que están con nosotros se ríen a carcajadas, mientras Daniela se veía molesta.

—Ustedes silencio. Nadie les ha dado permiso para reír ¿Y usted señorita se cree que por parecer damisela en apuros puede llegar a esta hora?

—Perdón, pero como expresó el Doctor Scott, fue un pequeño accidente y no, no soy ninguna damisela en apuros.

—Tienes agallas muchacha, me imagino que tu eres la interna Soré, la pasante de intercambio que viene de España.

—Así es — ella se acercó a George y le ofreció su mano, la cual él toma con gusto —. Usted debe ser el doctor George, he leído mucho de usted y es un honor trabajar bajo su tutoría.

—Y además habla bonito. — Esbozó una sonrisa, y con eso ya mi jefe cayó a sus pies. Si no fuera por todo lo que conozco a George diría que le está coqueteando, pero este viejo es como mi papá no les gusta el pasto tierno y mientras Daniela pone cara de odio tanto yo como los otros dos que están acá nos aguantamos la risa.

—Bueno, bueno ya que ha llegado la señorita Soré, quien será la última en incorporarse a este selecto grupo de futuros especialistas. Les comunico que quién estará a cargo de ustedes será el doctor Ethan Scott, cualquier duda, consulta o problema deberán tratarlo con él.

—¿Qué? Pero doctor, ese es mi trabajo — exclamó Daniela tanto o más molesta que yo cuando me enteré, lo que quiere decir que ella lo supo ahora.

—Eso mismo dije yo — le repliqué y definitivamente esta mujer me odia. Su cara está roja de la furia y estoy seguro que me quiere asesinar.

—No voy a entrar en discusiones con ustedes. Ya lo decidí y las cosas se hacen a mi modo, ¿Se entendió?

—Sí, jefe — contestó Daniela entre dientes.

—Pues no me queda de otra — les dije encogiéndose de hombros.

—Pff... — rezongó Val — Ups, perdón se me salió en forma involuntaria.

—¿Alguien tiene algún problema? — preguntó George.

—¡No señor! — respondimos al unísono los cinco.

—Pues entonces a trabajar. Dr. Scott, Dra. Collins a mi oficina, ustedes tres prepárense en cinco minutos los espero en la sala de ingreso.

—Menuda mañana — Suspiró mi nueva postulante a una cita con beneficios.

—Y solo es el comienzo — le dije al oído, cuando pase por su lado....

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