— Ethan Scott —
Desperté temprano en la mañana, después de ducharme preparé mi bata y mi bolso para salir de mi habitación y disponerme a desayunar, entré a la cocina y como siempre Rosita se encontraba preparando todo.
—¿Cómo durmió mi niño bello? — La saludé de beso en su frente entregándome una taza de café recién hecho.
—Como un bebito nanita, como un bebito.
—¿Huevos revueltos?
—¡Por favor!
Mientras Rosita los preparaba seguí bebiendo mi café y leyendo las notas de Val en sus apuntes. Tenía bonita letra, di un suspiro y volví a mi café cuando mi nanita colocó los huevos frente a mi.
—Bonita letra... — Me sobresalté al escuchar detrás de mí a mi padre que lee el documento que tengo en mis manos.
—¡Papá, me asustaste!
—No sabía que estabas leyendo algo confidencial — me respondió para luego tomar asiento a mi lado y recibir su café de manos de Rosita.
—No, no para nada, son los apuntes de una futura colega que se traspapelaron con los míos.
—Ah... y entonces ¿porqué tan ensimismado