Capítulo 89. Abel: la esperanza.
En la oficina de Oliver, George y John lo pusieron al tanto del operativo en el que John entró de incógnito como señuelo. Sin rodeos, le contaron todo.
Oliver, serio y preocupado, preguntó:
—John, George, ¿qué noticias hay?
—Señor, las pruebas son irrefutables. El príncipe Arthur Olsen está involucrado en una red de tráfico de mujeres. No solo es un consumidor, sino uno de los líderes —asintió John con gravedad.
—Y hay más, Oliver. Parece que, desde que conoció a Blair, la tiene en el punto de mira. La quiere para sí —enfatizó George.
—¡Ese cerdo! —exclamó Oliver, conteniendo la furia.
—Afortunadamente, usted estuvo allí para evitarlo. Quién sabe qué le habría hecho... —explicó John con cautela.
—No permitiré que ese infeliz le haga daño. Blair es lo que más quiero en el mundo.
—Lo sabemos, Oliver. Pero el príncipe es poderoso y está bien protegido. Necesitamos un plan sólido para exponerlo y llevarlo ante la justicia —aclaró George.
—Lo haremos. No descansaré hasta ver a ese monstruo