Cristina se puso pálida, por un momento casi pierde el equilibrio, mientras pensaba "Milagro está hablando sin saber, pocos conocen esa verdad, ya yo cambié y el único que la conocía, no puede hablar porque está muerto, ella solo está fingiendo saber", se dijo internamente para tranquilizarse.
—Crees que no me atreveré a decir la verdad, pues es lamentable para ti, porque lo haré, no voy a permitir que sigas dándote ínfulas de señorona, porque tú y yo sabemos tu origen, fuiste una cabaretera, bailando en los bares de mala muerte en Caracas por unos pocos billetes, aparte del dinero sacado a tres de tus hombres fijos al mismo tiempo, aparte de tu marido, put@ es put@ —espetó indignada.
—¡Eso no es cierto! Luis Gregorio, díselo, yo era virgen cuando estuve contigo la primera vez —decía con voz casi suplicante, como no lograba