Capítulo sesenta y tres. Con astucia y con la verdad.
— — — — Narra Amy Carlson — — — —
—No sé quién ha llamado al equipo de seguridad —dice acelerado—, pero dicen que hay sospechas de fraude en la herencia y han desplegado refuerzos.
La adrenalina me inunda. ¿Quién podría haber llamado? ¿Sería otra jugada de Arthur para distraernos, para desestabilizarnos? No lo puedo saber, pero siento el frío penetrar mis venas mientras pienso en lo que significa esto.
—Mantente en el salón —le ordeno a Brad por teléfono—. Yo voy a averiguar lo que ocurre en la entrada principal.
Su voz se vuelve tensa, y yo doy un paso hacia la puerta del vestíbulo, decidida a enfrentar lo que sea necesario.
Allí, en la entrada, encuentro a uno de los hombres de seguridad, con la mirada fija en la cámara de vigilancia. Se vuelve hacia mí cuando me veo acercar, y por un instante, sus ojos se llenan de confusión.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunta con voz autoritaria.
—No lo sé —le digo, la voz temblorosa—