Capítulo cuarenta y seis. La Jugada de Arthur.
— — — — Narra Brad Lancaster — — — —
La noche apenas ha comenzado a clarear, pero yo ya no tengo noción del tiempo. El reloj que cuelga de la pared parece estar roto, detenido en un instante que no existe. Me siento frente a la ventana con una taza de café frío entre las manos, observando el jardín sin verlo realmente. Amy duerme en la habitación, exhausta. Y yo… yo no puedo cerrar los ojos sin que la cara de Arthur se me aparezca, retorcida por el desprecio, por esa frialdad que hiela la sangre.
Horas atrás, cuando Amy me contó lo que pasó en el hospital, sentí que algo dentro de mí se rompía. No solo por la amenaza, sino por lo que esa amenaza implicaba: que él se cree con el poder de decidir sobre nuestras vidas. Que sigue jugando con nosotros como piezas en su tablero. Que cree que puede arrebatármela. Pero no. Esta vez no.
Amy tiene pruebas. Audios, mensajes, amenazas. Tenemos una oportunidad. Lo vi en sus ojos cuando me habl