—- Se lo que estás pensando, pero no te preocupes todavía no estamos casados, ahora si tu quieres, podríamos hacer esta noche una excepción, ¿no te parece? —- me pregunto susurrando para que Lucas no lo escuchara.
—- Papa ya termine de desayunar, ¿puedo ir con Keira a mi habitación? quiero coger algún juguete para llevarlos a casa de los abuelos — le preguntó el pequeño a su padre.
—- Claro que si campeon, pero no tardeis mucho, tenemos que irnos ya — contestó Mario
Una vez que el pequeño Lucas cogió los juguetes que quería llevar a la casa de sus abuelos, volvimos al salón cogiendo el equipaje Mario para guardarlo en el coche. Nos despedimos de Ana y nos fuimos al exterior de la casa para subir al coche dado que Mario ya quería que nos fuéramos pronto. Poco antes de llegar al pueblo, Mario paró el coche en el arcén sacando de la guantera del coche una pequeña caja de raso, sintiendo como las palpitaciones de mi corazón empezaron a ir cada vez más deprisa al imaginarme lo que tendría